Nací en Quito, pero mi corazón siempre ha estado en Manabí, una tierra que me enseñó el verdadero significado del trabajo y la resiliencia. Crecí rodeado de gente emprendedora, honesta y solidaria, que lucha cada día por sacar adelante a sus familias. De ellos aprendí que el progreso no se decreta, se construye con esfuerzo y compromiso.
Desde joven me vinculé al sector productivo. Allí entendí que el desarrollo no llega por casualidad, sino cuando se crean las condiciones adecuadas: crédito, infraestructura, conectividad y decisión política. Vi de cerca cómo el talento manabita muchas veces se pierde por falta de oportunidades, y cómo nuestros jóvenes —capaces y trabajadores— terminan buscando futuro lejos de su tierra.
Esa realidad fue la que me impulsó a entrar en política. No para buscar privilegios, sino para representar a quienes necesitan que alguien gestione, escuche y defienda con firmeza los intereses del territorio. Mi objetivo es claro: convertir a Manabí en una provincia líder en producción, innovación y empleo digno.
Hoy, como Vicepresidente de la Comisión de Desarrollo Económico, trabajo para impulsar leyes con enfoque regional, fortalecer a los sectores pesquero y agrícola, y promover la industrialización local. Creo que la política debe volver a servir, y que gobernar con honestidad, técnica y empatía no debería ser la excepción.
Soy persistente, participativo y profundamente territorial. Creo en el diálogo, en la gestión y en los resultados que transforman vidas. Por eso sigo firme en mi compromiso de servir con transparencia y hacer de Manabí una provincia que crece desde su gente y para su gente.


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